La magia de descubrir Oriente
Michel René y Chang-Hyun son los dos afortunados estudiantes de la ULPGC que han disfrutado de una estancia de un mes de verano en Corea gracias al reciente convenio suscrito entre la Universidad grancanaria y la Universidad Nacional de Mokpo. Los dos volverán. Uno, Michel René, es estudiante de Traducción e Interpretación; el otro, Chang, es estudiante de Ingeniería Técnica de Obras Públicas.
Son los dos afortunados estudiantes que fueron escogidos para vivir una estancia de un mes durante el pasado agosto, en la Universidad Nacional de Mokpo, en Corea. El objetivo era conocer más de cerca la cultura coreana. Este viaje ha sido posible gracias al convenio suscrito recientemente entre la ULPGC y la Universidad Nacional de Mokpo, en donde se acordaba enviar a dos estudiantes de la Universidad grancanaria a participar en el Programa de Verano de Lengua Cultura Coreanas, con los gastos de estancia, cursos y manutención pagados. A ello se une, que los billetes de avión también fueron sufragados por las becas de movilidad del Banco de Santander.
Una oportunidad única que sólo lograron estos dos estudiantes entre los más de cien que se presentaron al Vicerrectorado de Relaciones Institucionales e Internacionales de la ULPGC. Michel y Chang eran finalmente los seleccionados por su estrecha cercanía al mundo coreano. El primero, porque ya estaba estudiando coreano en la ULPGC, en su Facultad, y porque ya contaba con un nivel más que aceptable de conocimiento de japonés. Y Chang, porque le venía de familia. Sus padres son coreanos, por lo que el idioma lo hablaba perfectamente, y, sin embargo, no conocía el país natal de ellos, y, de igual modo, desconocía su cultura.
Mientras para Michel, su estancia en Mokpo fue todo un descubrimiento: los ritos ancestrales, las costumbres sociales, los exuberantes paisajes, la rica variedad de comidas… Para Chang fue una mezcla de emociones, porque al mismo tiempo que conocía la cultura de un país que para él era aún desconocido, también se reunía por primera vez con parte de su familia. “Ha sido una experiencia única y muy útil, porque abre bastante la mente a otras formas de vida. Incluso yo, que he visto de cerca la cultura asiática por mis padres, me he sentido muy impactado por todo lo que vivido”, explica Chang.
Michel lo vio como una gran oportunidad de aprender más de una cultura que le apasiona. No hay más que ver sus dibujos manga y su interés por conocer idiomas. “Mi pasión son los idiomas, me gusta pensar que puedo comunicarme con todo el mundo; y en el caso del japonés y coreano, mi interés ha nacido a raíz de mis dibujos”, comenta.
Durante sus cortas estancias, los dos jóvenes tuvieron tiempo de ampliar sus conocimientos del idioma coreano y de otros más, puesto que convivían con 30 estudiantes del resto del mundo. Pero además, conocieron muy de cerca lugares paradisíacos: valles donde crece el loto blanco, templos budistas, tumbas de veneración… Vistieron sus indumentarias budistas, comieron sus platos típicos y más picantes, asistieron a una misa budista, y realizaron senderismo por parajes sorprendentes, pero, sobre todo, los dos chicos destacan el gran compañerismo vivido por todo el grupo. Los dos coinciden en afirmar que volverán. “Es algo muy personal, nos quedamos con ganas de saborear algo más esta cultura”.